Somatización y limpieza obsesiva

A la gran mayoría de las personas, les gusta estar en un ambiente limpio y ordenado, aún más si del hogar se trata. Los entornos aseados aportan tranquilidad mental y con ello se evita algún tipo de enfermedad. Sin embargo, hay personas que terminan convirtiendo la necesidad de limpieza en una obsesión y creen que al no hacerlo correctamente puedan ser propensas a presentar diversas enfermedades físicas u otras situaciones de riesgo.

¿Qué significa la obsesión por la limpieza?

Al referiremos a una obsesión hacemos alusión a un pensamiento insistente que domina a una persona de forma intermitente; y el de la limpieza es uno de los más comunes. La persona lleva a cabo conductas repetitivas enfocadas a mantener los espacios, incluso a sí misma, limpios todo el tiempo. La complicación de esto es que, emocionalmente la persona difícilmente se sentirá satisfecha y segura con sus acciones. Por el contrario, generará una preocupación injustificada por continuar limpiando cada vez más tiempo, con más dedicación y con productos químicos más fuertes para creer que está a salvo y que su salud no corre ningún tipo de peligro.

Este círculo de pensamiento comienza a generar en la persona ansiedad y entonces se mantiene con el siguiente patrón: limpiar una superficie, considerar hacerlo cada cierto tiempo, si no lo hace en ese tiempo se volverá a ensuciar y si esto pasa, la salud se pone en peligro.

A esta cadena de comportamiento se le denomina compulsión; la persona siente alivio momentáneo al realizar la acción que antes le generaba malestar, pero he aquí el problema, porque el cerebro interpreta esta estrategia como la única forma viable y aceptable para calmar la angustia y ansiedad.

¿De qué manera el no limpiar adecuadamente lleva a somatizar?

La ansiedad conlleva una exagerada tendencia a la auto-observación, por lo que cualquier cambio en nuestro organismo es detectado casi de inmediato y le asignamos un valor en función de nuestro concepto de enfermedad. Se dice que somatizamos cuando esta incertidumbre y preocupación ante el futuro es tan fuerte que nuestro cuerpo comienza a presentar signos visibles de malestar.

Ante la pandemia por el COVID-19, el cuidado de la salud que se está viviendo en el mundo entero hace que las personas activen comportamientos, recursos inmediatos y otras formas que les garanticen que están salvaguardando su integridad y salud. Al primer síntoma asociado a gripe como estornudos, dolor muscular, escurrimiento nasal, tos, entre otros, la persona asume y se convence de estar enferma por lo que, para evitar esta situación entonces asocia que, manteniendo su entorno pulcro, no habría ningún motivo para enfermarse.

¿Qué hacer para evitar entrar en pánico respecto a la salud?

Si en los últimos días has experimentado un patrón de comportamiento similar al mencionado anteriormente, a continuación, se mencionan algunas acciones sencillas que se pueden llevar a cabo más allá de un proceso de limpieza compulsiva:


Alimentación:
una dieta balanceada puede ayudar a que el organismo genere las defensas adecuadas; recuerda también mantenerte hidratado y realiza ejercicio de forma periódica. Es importante disminuir y/o evitar el consumo de alcohol, tabaco y comida chatarra.


Psicobióticos:
el estrés y las emociones influyen de manera significativa en la composición microbiana natural de tu intestino. Revisa acerca de los probióticos y prebióticos para incluirlos en los alimentos que consumes regularmente y de esta forma, reestablecer la flora bacteriana y mantener el funcionamiento del sistema digestivo.


Actividades relajantes
es necesario realizar actividades que ayuden a despejar la mente, pero a su vez, mantengan las funciones cognitivas (atención, coordinación, memoria, entre otras). Realizar lecturas, enfocarte en la música, pintura o actividades físicas como yoga y meditación pueden facilitar que la mente se sienta relajada.


Respiración controlada
respirar es un proceso de alto impacto para el buen funcionamiento de nuestro organismo; desafortunadamente no es algo en lo que reparamos y subestimamos la importancia de hacerlo conscientemente. Una forma sencilla de hacerlo puede ser inhalar y retener el aire hasta contar a 7, sacar el aire; después aspirar lentamente hasta contar a 8, contraer lentamente la musculatura abdominal y exhalar.


Cuestionar nuestro pensamiento irracional
valdría la pena tomar unos minutos para escribir la idea que genera preocupación, miedo, incertidumbre o ansiedad, por ejemplo: ¿Si no me coloco gel antibacterial cada hora es posible que contraiga el virus que está circulando actualmente? A este tipo de pensamientos puedes cuestionar: ¿qué tan real es lo que estoy pensando?, ¿qué tan útil me resulta pensar de esta manera?, ¿anteriormente acostumbraba hacerlo?, ¿qué otras medidas puedo implementar?


Al tener la respuesta a estas preguntas, podrás darte cuenta de que tu idea está sobrevalorada, que hay otras acciones que puedes realizar por tu bienestar o tal vez ya has implementado y obsesionarte en la que toma en cuenta solo la limpieza no te beneficia en lo absoluto. Retomando el ejemplo anterior, puedes cambiar la idea irracional inicial por algo como esto: ¿Después de ir al baño, además de lavarme las manos puedo colocarme un poco de gel antibacterial?, esta idea resulta más real y sensata, te permitirá sentirte tranquilo y no asociar mentalmente que tu salud depende únicamente de la higiene en tu ambiente

También ten presente que cada organismo reacciona diferente, un estornudo o un poco de tos no significa que estés enfermo; no inviertas tu energía física y mental en preocupaciones, ten una disposición más positiva y suelta el control de la situación para que la ansiedad vaya desapareciendo poco a poco.

De esta forma, podrás mantener la atención y energía para seguir implementando las acciones de prevención e higiene, sin que estas te quiten la paz y sobretodo, podrás enfocarte en otras actividades y/o disfrutar de tu tiempo en casa y la compañía de tus seres queridos.

Dirección de Desarrollo Estudiantil
Departamento de Apoyo Estudiantil

Lic. Erika Jazmín Martínez Castro
Coordinadora de Promoción a la Salud
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