Cuando hablamos sobre la salud mental solemos estar inmersos, tanto como ponentes como audiencia, a una serie de estigmas muy arraigados a nuestra sociedad actual. Este estigma puede parecer inofensivo y simplemente “una forma de ver las cosas”, sin embargo, a la hora de evaluar el impacto de tal estigma, nos encontramos con un problema multifactorial e inmenso. Esta problemática conforma algunos de los ladrillos del muro que separa a nuestra población de una salud mental óptima, impidiendo que las personas que lo necesiten, recurran a profesionales de la salud mental y se atiendan. Ahora, ¿qué pasa con las personas que logran brincar ese muro y tratarse? Las personas que lo logran, que llegan no solo a consulta externa sino a un centro de internamiento psiquiátrico, comúnmente no reciben la mejor atención, tienen experiencias traumáticas, violan sus derechos humanos, y el tratamiento unicamente se basa en la contención y farmacología para la afección. ¿Dónde dejamos el acompañamiento terapéutico, la rehabilitación, reinserción y, sobre todo, el bienestar integral de la persona?

En la Universidad de las Américas Puebla estamos trabajando en una investigación cuantitativa y cualitativa para identificar, describir y analizar las deficiencias de los hospitales psiquiátricos en México para poder proponer un sistema psiquiátrico completo que compone arquitectura, psicoterapia, medicina, tecnología y nutrición para un tratamiento integral y multidisciplinario de las afecciones mentales.

En agosto pasado presentamos este proyecto en la convocatoria de Falling Walls Lab, un concurso científico alemán que busca estudiantes y académicos de todo el mundo con ideas innovadoras que logren derribar un muro que separa a la sociedad de evolucionar, haciendo alusión a la caída del muro de Berlin. Fuimos galardonados con el tercer lugar de dicha competencia, lo que nos deja un paso más cerca de revolucionar el sistema de salud y enfermedad mental que tenemos en México.
Sin duda hay mucho trabajo por hacer, sin embargo, el primero es informar, para que cada persona desde su trinchera apoye a esta causa y así, juntos, podamos revolucionar y transformar el sistema de salud y enfermedad mental en México.

When we talk about mental health we are immersed, as speakers and listeners, in a series of deeply rooted into our society. This stigma may seem harmless and a simple “a point of view”, nevertheless, when we evaluate the impact it has, we come to a multifactorial and inmense problem. This issue conforms one of the many bricks that make up a gigant wall which serves as a gap that divides people in need of mental health provision from seeking and receiving an adequate treatment. However, what happens to the ones that are able to jump through that wall and seek for help? The ones who make it through and not only go to an outpatient clinic but actually get to a psychiatric hospital where they are admitted, they do not receive the best attention, they rather receive traumatic experiences due to their basic human rights violations to say the least and their treatment will only be structured by contention and psychiatric drugs. Where have we left the psychotherapeutic process, the rehabilitation, the reinsertion? But most of all, where have we left their right to be treated with respect and honesty?

At the Universidad de las Américas Puebla we are working on a qualitative and quantitative investigation in order to identify, describe and analyze the deficiencies that compose current Mexican psychiatric hospitals hence proposing a complete new system that covers architecture, psychotherapy, medicine, technology and nutrition that would take in consideration a patients integral and multidisciplinary treatment.

Last August we presented this project at the Falling Walls Lab, a German scientific contest which seeks for students and academics from any part of the world that have innovative ideas that could break a wall that prevents our society from evolving, this name serves as an allusion to the fall of the berlin wall. We were granted third place, which gets us one step closer into revolutionizing the Mexican mental healthcare system. There is no sight of a doubt that we have much more work to do, however, we shall begin by informing, so that everyone from where they stand can support this cause, and then, together we can revolutionize and transform the current Mexican mental healthcare system.