Un futuro sin smartphones: el nuevo dispositivo que conectará emocionalmente
26 de mayo, 2025
Sobre el autor

Hugo López Alvarez es profesor en el Departamento de Mercadotecnia y Director de Plataformas Web y Evolución Digital en la Universidad de las Américas Puebla. Cuenta con más 20 años de experiencia en el área de Tecnología de Información y 10 años en mercadotecnia digital. En los últimos años, ha centrado sus esfuerzos en impulsar la transformación digital de empresas e instituciones.
Contacto: hugo.lopez@udlap.mx.


Escucha el análisis de este artículo.

- Generado automáticamente con Notebook LM -

Un nuevo dispositivo se acerca, listo para reemplazar al smartphone y conectar con nosotros a un nivel más humano y emocional.

La semana pasada se anunció algo que, para muchos, podría marcar el inicio de una nueva era en la tecnología personal. OpenAI, la empresa detrás de la inteligencia artificial que ya usamos a diario, y Jony Ive, quien diseñó el iPhone, el iPod y el iPad, anunciaron que están trabajando en un nuevo dispositivo que promete cambiar por completo la forma en que interactuamos con la tecnología.  Según lo que ellos mismos comentaron, no tendrá pantalla, ni serán unos lentes, su objetivo será rediseñar lo que significa usar una computadora o smartphone. Aunque hoy todo son rumores y especulaciones, y probablemente no lo veremos en el mercado antes de finales de 2026, la expectativa es alta. Solo nos queda esperar y ver qué sucede cuando se mezclen las capacidades de herramientas como ChatGPT con un dispositivo pensado para integrarse a nuestra vida de forma natural, emocional y cercana.

Pero en realidad, creo que no importará lo que sea, sino lo que podrá hacer gracias a la inteligencia artificial. Hoy, cuando hablamos con ChatGPT usando lenguaje natural, ya tenemos pistas de lo que podría ofrecer esta nueva herramienta. Usará tu voz para comunicarse contigo, sin necesidad de pantallas ni teclados.  Sabrá quién eres, qué te gusta y cuáles son tus intereses. Incluso analizará cómo te sientes para darte justo lo que necesitas en cada momento.  No solo te responderá, sino que buscará mantener tu atención, escucharte, hablarte de la forma que prefieres, y darte la sensación de que te entiende como nadie más.  Estará diseñado con una experiencia natural, minimalista, elegante y creado para adaptarse a nuestras vidas, será un dispositivo cercano que encaje en nuestro día a día. Con acceso a una enorme cantidad de conocimiento, se convertirá en tu consejero, tu apoyo en momentos de duda, y te recordará cosas que tú mismo ya has olvidado.

Pero, aunque todo esto suene increíble, vale la pena detenerse a pensar. Porque, así como este asistente podría ayudarnos, también podría alejarnos de los demás. Tener siempre a mano un compañero digital que nos escucha y nos comprende podría hacer que dejemos de buscar la compañía de personas que piensan distinto o que no siempre nos dicen lo que queremos escuchar.

Hoy en día, ChatGPT ya es utilizado por millones de personas. No solo lo usan para tareas prácticas, sino también como terapia, como compañía emocional, para organizar sus vidas o incluso para encontrar un propósito personal.   ¿Seremos capaces de seguir siendo humanos en un mundo que nos escucha todo el tiempo?  Tal vez pronto dejemos atrás las pantallas para tener una nueva adicción: un dispositivo que nos acompaña, nos escucha, nos entiende. Si la tecnología sigue avanzando al ritmo actual, el éxito de este nuevo dispositivo parece casi inevitable: millones de personas ya confían en ChatGPT y sus capacidades, y seguramente harán lo mismo con este nuevo compañero digital.

Sin embargo, antes de emocionarnos demasiado, vale la pena preguntarnos: ¿qué precio podríamos pagar por esta cercanía digital? La tecnología siempre ha tenido la tendencia de aislarnos. Familias enteras pasaron décadas frente a la televisión, luego frente a los smartphones y las redes sociales. Hoy en día consumimos contenido personalizado que, aunque atractivo, también nos ha vuelto menos abiertos y menos tolerantes a otras ideas. Espero que esta vez sea diferente, que no vuelva a ocurrir lo mismo, y que la tecnología no nos aleje ni nos haga perder lo que nos hace humanos.

No se trata de rechazar la tecnología ni de negar su lugar en el futuro. Me emociona pensar en todo lo que este dispositivo podría lograr. Pero justamente por eso, no puedo evitar sentir una cierta inquietud: cuando una herramienta tiene tanto poder, también trae consigo riesgos, sombras y consecuencias que no podemos ignorar.  Tal vez este nuevo compañero digital nos ayude a mejorar nuestras vidas, a entendernos mejor, a sentirnos menos solos.  Pero espero que no nos haga olvidar lo más importante, lo que nos hace humanos: compartir silencios, abrazar diferencias y buscar compañía no solo en respuestas, sino en miradas, gestos y emociones.