Si enlistamos a los desarrollos tecnológicos más disruptivos en la historia, la IA generativa seguramente estaría entre ellos. Sistemas como ChatGPT, Stable Diffusion o Dall-E han revolucionado la forma de trabajar de las personas. Su facilidad de acceso y uso permiten generar textos, audio o video de buena calidad en tan sólo unos segundos y con un costo accesible.
Es fácil caer en el error de maravillarse con estas innovaciones sin detenerse a pensar en el impacto social que podrían tener.
Diversos tomadores de decisiones dentro de las organizaciones han comenzado a reemplazar a profesionales de las artes digitales (como son los diseñadores gráficos, animadores, etc.) por Softwares de IA generativa. Si bien, la promesa de obtener resultados “similares”, por una fracción del costo y tiempo es tentadora, los resultados tienen consideraciones significativas.
Cualquier modelo de IA generativa requiere, para su entrenamiento, un enorme volumen de datos para poder repetir los patrones que va identificando. Para ello, utilizan los millones de textos, imágenes y videos de libre acceso disponibles en Internet.
Si bien los artistas digitales decidieron que sus obras fueran de acceso gratuito en internet, la mayoría de ellos jamás dio el consentimiento explícito de que pudieran ser utilizados para entrenar modelos que generen nuevo arte digital. ¿Y por qué no lo hicieron? ¡Porque nadie les preguntó! Recordemos que el desarrollo de la IA generativa es bastante reciente.
Entonces, ¡la IA no solo está reemplazando a los artistas digitales! Además, le está dando un uso no autorizado a su misma Propiedad Intelectual.
Hay que tomar en cuenta una limitante importante: la IA Generativa es incapaz de crear nuevos estilos artísticos. Hoy en día, la IA termina imitando los estilos de arte usados para su entrenamiento. Es capaz de combinar colores, fusionar estilos, pero no es capaz de crear algo completamente nuevo,
Es más: la IA se enfrenta a un problema todavía más dramático. Si bien, la IA capaz de generar nuevas imágenes existe desde principios de los 2000, esta tarea explotó con la llegada de Dall-e de OpenAI en enero de 2021. Desde ese momento, internet empezó a llenarse de imágenes creadas con IA. Al no haber siempre una forma de distinguirlas, las próximas versiones de esas IA generativas tendrán entre sus datos de entrenamiento imágenes generadas por IA, creando un círculo vicioso.
Además, salvo que estemos frente a los Robots Rebeldes de Terminator, la IA difícilmente retará lo indicado por el Prompt Engineer que le dio la instrucción. Un artista, en cambio, sí es propositivo. El intercambio de ideas termina por refinar los trabajos.
Esto sin olvidar que la IA sólo aprende patrones. Constantemente comete errores “sencillos” al no poder entender contextos. Por ejemplo, las inolvidables imágenes en donde la IA agrega dedos extra a las personas.
La vía legal no es la más sencilla. La Legislación actual en la mayoría de los países no toma en cuenta el uso de la Propiedad Intelectual de los artistas para que la IA aprenda a generar contenido.
“El problema es que la mera imitación de un estilo normalmente no es suficiente para presentar un reclamo de derechos de autor, porque los conceptos, estilos, ideas, etc., siguen siendo libres bajo las reglas de derechos de autor", asegura Martin Senftleben, profesor de derecho de la información en la Universidad de Amsterdam.
Entonces, la comunidad artística debe recurrir a otras estrategias. Por ejemplo, a combatir el fuego con fuego.
Una técnica que ha estado ganando popularidad implica al Software gratuito Glaze, desarrollado en la Universidad de Chicago. Dicho programa aplica una capa con modificaciones a las imágenes, imperceptibles para los humanos en la mayoría de los casos, pero que son capaces de confundir al entrenamiento de las IA. De esta manera terminan interpretando un estilo artístico distinto al que el artista pretendía, protegiéndolo de su uso para la generación de nuevas imágenes.
En material promocional de la película Spider-Man: Into The Spider-Verse, se mostró cómo los artistas utilizaban diversas herramientas de IA que ayudaban a automatizar partes del trabajo, de tal manera que ellos pudieran liberar tiempo, el cuál usaban para enfocarse en la parte creativa. Tal parece que la fórmula IA + Creatividad Humana resultó ganadora.
En 2019, la película se llevaría el premio de la Academia a Mejor Película de Animación. Entre lo más alabado por la Crítica se encontraba el estilo artístico único, diferente a cualquier otro producto que hubiera mostrado la Industria hasta ese momento.
Pareciera ser que, en vez de reemplazarle, los mejores resultados se obtienen cuando la IA se ocupa como una herramienta de apoyo al Artista.
Notaro, A. (2020). State-of-the-art: AI through the (artificial) Artist’s Eye. Proceedings of EVA London 2020: Electronic Visualisation and the Arts (pp. 322-328). https://doi.org/10.14236/ewic/EVA2020.58
Eric Zhou, Dokyun Lee (2024). Generative artificial intelligence, human creativity, and art. PNAS Nexus. https://doi.org/10.1093/pnasnexus/pgae052
Shan, S., Cryan, J., Wenger, E., Zheng, H., Hanocka, R., & Zhao, B. Y. (2023). Glaze: Protecting Artists from Style Mimicry by {Text-to-Image} Models. https://www.usenix.org/conference/usenixsecurity23/presentation/shan
(2023). Artists are losing the battle against AI. Glaze, a tool that’s found a way to trick algorithms, is giving them a fighting chance. Business Insider International. https://businessinsider.mx/glaze-artificial-intelligence-artists-intellectual-property-midjourney-openai-stability-2023-7/?r=US&IR=T
Coyle, J. (2023). ‘Spider-Verse’ producers scoff at the idea that AI will be Creative. ‘It is our job as humans to keep making things new’. Fortune. https://fortune.com/2023/06/06/spider-verse-phil-lord-christopher-miller-ai-artificial-intelligence-writers-strike/