El Maestro Raúl González López es Ingeniero en Computación egresado de la UNAM con más de 30 años de experiencia en el mundo de las tecnologías de información. Su formación incluye desde certificaciones como DBA al inicio de su carrera, pasando por la administración de proyectos, gestión y gobierno de tecnologías de información, hasta las prácticas ágiles de desarrollo y agilidad empresarial. También es Maestro en Calidad de la Educación por la Universidad de las Américas Puebla. Actualmente es director de Servicios de Tecnologías de la Información al Cliente en la UDLAP. Es entusiasta estudioso del fenómeno humano–tecnología, de sus interacciones, y de cómo se definen y transforman mutuamente.
En el artículo previo de la serie: “Industria 4.0. El nuevo panorama del mercado laboral y su impacto en la educación superior”, introdujimos las implicaciones de las nuevas formas de automatización tanto en el contexto global como en América Latina. En esta entrega, analizaremos la situación de México y las repercusiones que la llamada “Cuarta Revolución Industrial” tendrá en el mercado laboral, especialmente para los recién egresados.
El rezago tecnológico en México no es distinto al del resto de América Latina. A pesar de su cercanía con Estados Unidos, el país no ha logrado cerrar la brecha tecnológica de manera significativa. Algunos analistas argumentan que esta situación responde a un patrón de desarrollo históricamente condicionado por acuerdos internacionales, como el Tratado de Bucareli. Firmado en 1923, este tratado formalizó la relación entre México y Estados Unidos tras la Revolución Mexicana, garantizando protecciones para la inversión estadounidense en territorio mexicano. Sin embargo, estas garantías también establecieron una política de control y dosificación tecnológica que limitó el desarrollo industrial autónomo del país. (Barragán, 2023)
Cien años después, la situación sigue siendo motivo de debate. El actual Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha traído beneficios en términos de comercio e inversión, pero ha sido criticado por su falta de visión respecto al desarrollo de ciencia y tecnología en México. Aunque el acuerdo fomenta la cooperación comercial y el flujo de datos, no establece estrategias claras para impulsar la innovación local ni reducir la dependencia tecnológica del país (Cervantes, 2020). Algunos expertos sostienen que el T-MEC refuerza la importación de tecnología extranjera en lugar de estimular la creación de un ecosistema de innovación propio. Además, el acuerdo prioriza la protección de intereses corporativos sin abordar las necesidades de infraestructura digital que ayudarían a México a cerrar la brecha tecnológica (CONAHCYT, 2020).
El atraso tecnológico en México no puede atribuirse únicamente a factores externos. Problemas estructurales internos han contribuido a esta situación, entre ellos:
Baja inversión en ciencia y tecnología: México ha mantenido una inversión en investigación y desarrollo (I+D) inferior al 0.6% del PIB en 2023, cifra muy por debajo de otros países en desarrollo (Flores, 2022). Esto afecta la capacidad de innovación y el crecimiento del sector tecnológico.
Dependencia tecnológica y falta de infraestructura: México sigue dependiendo de tecnologías importadas y no ha invertido lo suficiente en desarrollar capacidades de innovación propias. Esta situación perpetúa un ciclo de dependencia económica y limita la generación de patentes nacionales (Feldmann, 2013).
Falta de coordinación entre sectores: Las universidades mexicanas producen investigaciones relevantes, pero su impacto en la industria es limitado debido a la desconexión entre el sector educativo, el sector productivo y el gobierno. Esta falta de integración dificulta la aplicación de avances científicos en el sector productivo (Pérez Hernández, 2020).
La sociedad mexicana tiene el potencial de generar acuerdos estratégicos para alinear las necesidades del mercado laboral con la formación universitaria. Es fundamental que cámaras comerciales e industriales, universidades y gobiernos locales trabajen de manera conjunta para impulsar iniciativas que fortalezcan la empleabilidad de los egresados y respondan a las exigencias del mercado laboral.
El impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en México será significativo. En 2023, se estimó que más del 50% de las actividades laborales en el país son susceptibles de automatización. Esto significa que muchas tareas realizadas por trabajadores humanos podrían ser reemplazadas por máquinas y algoritmos avanzados (Frías Cienfuegos & Hernández, 2023). Frente a este panorama, los egresados universitarios deberán desarrollar habilidades que complementen, en lugar de competir con la IA.
El principal desafío para México no es solo incorporar la IA en la educación ni capacitar a los docentes, aunque ambas tareas son fundamentales. El reto más grande es garantizar equidad en el acceso a estas herramientas, lo que el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) denomina un “piso parejo” (IMCO, 2023). Actualmente, mientras el 70% de los hogares urbanos tienen acceso a internet, solo el 40% de los hogares rurales cuentan con conectividad. Además, la relación “alumno-computadora” en muchas instituciones educativas es alarmantemente baja.
Las políticas educativas deben enfocarse en cerrar la brecha digital entre los diferentes sectores de la población en edad escolar. De lo contrario, solo los estudiantes con mayores recursos podrán beneficiarse plenamente de la IA, perpetuando la desigualdad en el acceso a oportunidades de aprendizaje y desarrollo profesional.
El cambio tecnológico está transformando la vida cotidiana y generando un impacto psicológico y social significativo. La rápida evolución de la IA, el Internet de las cosas y las plataformas digitales ha alterado la manera en que las personas trabajan, se comunican y se relacionan. Este proceso ha generado una presión constante por adaptarse a nuevas herramientas, lo que puede derivar en ansiedad y estrés. Además, la obsolescencia acelerada de las habilidades tradicionales y la necesidad de una actualización constante han incrementado la incertidumbre laboral y la desigualdad económica.
Uno de los efectos más documentados de esta transformación es el tecnoestrés, que describe el estrés derivado del uso de la tecnología y la rápida implementación de nuevas herramientas que muchos trabajadores pueden no estar preparados para manejar (RaguNathan et al., 2008). Por otro lado, la paradoja del tecno-optimismo señala que, aunque la tecnología promete mejorar la eficiencia y la calidad de vida, en muchos casos termina aumentando la carga laboral y la exigencia de nuevas competencias, lo que puede generar fatiga mental (Tarafdar et al., 2019). Como resultado, el bienestar emocional y la estabilidad social dependen cada vez más de la capacidad de adaptación al cambio tecnológico.
Los recién egresados universitarios enfrentan un entorno laboral caracterizado por una transformación sin precedentes. Para integrarse con éxito, deberán desarrollar habilidades adaptativas y fomentar el aprendizaje continuo. En este contexto, las competencias más valoradas son:
Pensamiento crítico y resolución de problemas complejos.
Creatividad e innovación.
Inteligencia emocional y habilidades interpersonales.
Alfabetización digital y manejo de datos.
Flexibilidad cognitiva y aprendizaje activo.
Es importante destacar que cuatro de estos cinco elementos no están directamente relacionados con la tecnología, sino con habilidades cognitivas superiores y socioemocionales, a las que nos referiremos indistintamente como "Habilidades Blandas". Sin embargo, estas habilidades aún no están claramente reflejadas en las rúbricas de evaluación utilizadas en las instituciones de educación superior en México, lo que dificulta su desarrollo y valoración en el contexto académico.
La Industria 4.0 está redefiniendo el mercado laboral y exige una transformación profunda del modelo educativo en México. Más allá de la incorporación de tecnologías en la enseñanza, es imprescindible garantizar un acceso equitativo a ellas y fortalecer las habilidades cognitivas y socioemocionales de los estudiantes. La educación superior debe evolucionar para preparar a los egresados con competencias que les permitan colaborar con la IA y la automatización en lugar de ser desplazados por ellas. Para lograrlo, es crucial que universidades, sector productivo y gobierno trabajen en conjunto, impulsando políticas que fomenten la alfabetización digital, la formación continua y la inversión en ciencia y tecnología. Solo así México podrá cerrar la brecha tecnológica y aprovechar las oportunidades de la Cuarta Revolución Industrial de manera sostenible e inclusiva.
Barragán (2023). A 100 años del Tratado de Bucareli. Cortalíena. https://contralinea.com.mx/interno/semana/a-100-anos-del-tratado-de-bucareli/
Cervantes (2020). México entra al T-MEC sin condiciones para competir en innovación y tecnología. Universidad de Guadalajara – CUNorte. https://www.cunorte.udg.mx/noticias/2020/julio/12/mexico-entra-al-t-mec-sin-condiciones-para-competir-en-innovacion-y
CONAHCYT. (2020). Analizan en el Conacyt el estado de la innovación en México frente al T-MEC. Recuperado de https://conahcyt.mx/analizan-en-el-conacyt-el-estado-de-la-innovacion-en-mexico-frente-al-t-mec/
Feldmann, P.R. (2013). Considerations About How to Eliminate the Technological Backwardness of Latin America. In: Mukhopadhyay, C., et al. Driving the Economy through Innovation and Entrepreneurship. Springer. https://doi.org/10.1007/978-81-322-0746-7_4
Flores, J. (2022, 8 de diciembre). Observaciones sobre el presupuesto para la ciencia en 2023. Nexos. https://redaccion.nexos.com.mx/observaciones-sobre-el-presupuesto-para-la-ciencia-en-2023/
Frías Cienfuegos, L., & Hernández, A. (2023, 9 de octubre). El 50 % del trabajo en México, proclive a la automatización. Gaceta UNAM. https://www.gaceta.unam.mx/el-50-del-trabajo-en-mexico-proclive-a-la-automatizacion/
IMCO (2023). La inteligencia artificial revolucionará la educación. México no puede quedarse atrás, recuperado el 22 de abril de 2024 https://imco.org.mx/la-inteligencia-artificial-ia-revolucionara-la-educacion-mexico-no-puede-quedarse-atras/
Pérez Hernández, Carla Carolina. (2020). Drivers of technological capability in Mexico: The mesoeconomic factors that impulse the techno-scientific products. Contaduría y administración, 65(1), e158. Epub 24 de abril de 2020
Ragu-Nathan, T. S., Tarafdar, M., Ragu-Nathan, B. S., & Tu, Q. (2008). The consequences of technostress for end users in organizations: Conceptual development and empirical validation. *Information Systems Research*, 19(4), 417-433. https://doi.org/10.1287/isre.1070.0165
Tarafdar, M., Cooper, C. L., & Stich, J. F. (2019). The technostress trifecta – techno eustress, techno distress and design: Theoretical directions and an agenda for research. *Information Systems Journal*, 29(1), 6-42. https://www.researchgate.net/publication/320148127_The_Technostress_Trifecta_-_Techno_Eustress_Techno_Distress_and_Design_Theoretical_Directions_and_an_Agenda_for_Research