Industria 4.0. El nuevo panorama del mercado laboral y su impacto en la educación superior
12 de febrero, 2025
Sobre el autor

El Maestro Raúl González López es Ingeniero en Computación egresado de la UNAM con más de 30 años de experiencia en el mundo de las tecnologías de información. Su formación incluye desde certificaciones como DBA al inicio de su carrera, pasando por la administración de proyectos, gestión y gobierno de tecnologías de información, hasta las prácticas ágiles de desarrollo y agilidad empresarial. También es Maestro en Calidad de la Educación por la Universidad de las Américas Puebla. Actualmente es director de Servicios de Tecnologías de la Información al Cliente en la UDLAP. Es entusiasta estudioso del fenómeno humano–tecnología, de sus interacciones, y de cómo se definen y transforman mutuamente.

En las siguiente semanas estaremos compartiendo una serie de artículos que tienen que ver con el impacto de IA en los mercados laborales alrededor del mundo, y como esta situación estará afectando a los egresados de las Instituciones de Educación Superior, comentando brevemente la situación en América Latina y en México en particular.

La Cuarta Revolución Industrial, también conocida como Industria 4.0, es un concepto que se refiere a la transformación en los procesos productivos y económicos impulsada por una combinación de tecnologías avanzadas. Estas incluyen la inteligencia artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT), la robótica, el big data, la realidad aumentada, la impresión 3D, la biotecnología y la computación en la nube, entre otras.

A diferencia de las revoluciones industriales anteriores, que se basaron en la mecanización (Primera Revolución Industrial), la electrificación (Segunda Revolución Industrial), y la automatización mediante la informática (Tercera Revolución Industrial), la Cuarta Revolución Industrial se caracteriza por la integración de estas tecnologías en todas las áreas de la sociedad y la economía. Esto no solo afecta la manera en que se producen bienes y servicios, sino que también transforma las estructuras sociales, las formas de trabajo, y las interacciones humanas. (Perasso, 2016)

Uno de los aspectos más destacados de la Cuarta Revolución Industrial es la convergencia entre los mundos físico, digital y biológico, lo que permite la creación de sistemas ciberfísicos. Estos sistemas conectan máquinas, redes y personas, posibilitando nuevas formas de automatización y toma de decisiones en tiempo real, así como la personalización masiva de productos y servicios.

Esta revolución plantea tanto oportunidades como desafíos. Por un lado, puede impulsar la innovación, mejorar la eficiencia y crear nuevos mercados. Por otro lado, también plantea preocupaciones sobre el futuro del empleo, la privacidad de los datos, y la necesidad de nuevas regulaciones y políticas educativas para preparar a la sociedad para estos cambios.

Contexto Global

A escala mundial, la IA está acelerando la automatización de tareas repetitivas y analíticas lo que podría llevar a la desaparición de hasta 85 millones de empleos para este mismo año, según el Foro Económico Mundial (2020). Sin embargo, este mismo informe proyecta la creación de 133 millones de nuevos puestos de trabajo adaptados a la nueva división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos.

Esta transición plantea un desafío importante para la fuerza laboral global, especialmente para los recién egresados que se enfrentarán a un mercado laboral que evoluciona rápidamente.

En el ámbito educativo, la IA está facilitando la personalización del aprendizaje y mejorando la eficiencia administrativa en las instituciones de educación superior. Un estudio de McKinsey & Company (2021) sugiere que hasta el 50% de las actividades realizadas actualmente por los educadores podrían ser automatizadas utilizando tecnologías ya existentes, lo que podría liberar tiempo para una interacción más personal entre profesores y estudiantes.

Sin embargo, las oportunidades para la adopción de estas nuevas tecnologías están lejos de ser equitativas en el mundo. Sabemos que los dos polos con mayor desarrollo tecnológico y en particular el de la IA son sin duda China y Estados Unidos.

De China podemos encontrar información que destaca el objetivo estatal de convertirla en un centro global de innovación en IA para el año 2030, Xinhua (2024). El artículo destaca que el gobierno de este país ha implementado una serie de políticas para promover la investigación, el desarrollo y la aplicación de IA en diversas industrias, como la salud, la educación y el transporte. Se destaca que Beijing lidera el desarrollo de la IA en China, albergando una gran cantidad de empresas tecnológicas especializadas en este campo.

Por su parte, Estados Unidos ha aumentado significativamente su inversión en IA en los últimos años. Los sectores más beneficiados incluyen la defensa y servicios científicos, con un crecimiento masivo en la cantidad de contratos relacionados con IA. Esta inversión está dirigida a asegurar su liderazgo en la carrera por el desarrollo y la adopción de la IA en áreas clave como la seguridad nacional y la tecnología emergente​. Brookings Institution (2024).

En otras partes del mundo, donde las economías son más bien precarias y en el mejor de los casos “emergentes”, las prioridades de inversión suelen estar lejos del desarrollo tecnológico.  

América Latina

En América Latina la baja productividad es un obstáculo significativo para el desarrollo tecnológico. En un estudio de (Fernández & Rodríguez, 2016), se identifican al menos tres factores principales sobre la baja productividad en América Latina (AL):

  1. Estancamiento: La productividad en AL no ha logrado alcanzar los niveles de las economías desarrolladas, a diferencia de otras regiones como Asia del Este. Esto se debe a una falta de convergencia en la adopción de tecnologías avanzadas y eficiencias operativas en comparación con el mundo desarrollado.

  2. Bajo Potencial: La productividad de AL se encuentra aproximadamente en la mitad de su potencial. Este déficit implica que, incluso con los mismos insumos, AL produce menos que sus pares debido a ineficiencias en el uso del capital y los recursos humanos.

  3. Brecha de Ingresos: La brecha de ingresos entre AL y países como Estados Unidos se explica cada vez más por la diferencia en productividad, más que por la acumulación de capital o factores laborales. Esta situación sugiere que políticas centradas en mejorar la eficiencia productiva podrían cerrar gran parte de esta brecha.

Por otro lado, la caída de los precios de las materias primas y la falta de diversificación económica han afectado el crecimiento tecnológico en la región. Un comunicado de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (s.f.), subraya que América Latina no ha logrado adaptarse a la globalización tecnológica debido a una baja inversión en investigación y desarrollo (I+D), infraestructura inadecuada, y un enfoque insuficiente en la educación técnica y científica.

En este sentido, la adopción de tecnologías como la IA presenta tanto oportunidades como desafíos únicos. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (s.f.) señala que la región podría experimentar un aumento del 5.4% en su PIB para 2030 gracias a la implementación de la Inteligencia Artificial. Sin embargo, también este informe destaca la brecha digital existente y la falta de infraestructura tecnológica que en muchas áreas de la región podrían aumentar las desigualdades socioeconómicas.

En términos del mercado laboral esto significa una creciente demanda de habilidades técnicas y digitales para los recién egresados latinoamericanos. Según el portal de noticias Infobae. (2024), Un informe de la firma consultora Gartner, anticipa que para el año 2027, el 80% de los profesionales que trabajan en el ámbito de la inteligencia artificial requerirán formación en nuevas competencias. Esto plantea un desafío para las universidades latinoamericanas, que deberán adaptar rápidamente sus currículos para satisfacer estas demandas emergentes.

En la actualidad, los países de la región enfrentan el desafío compartido de mejorar la planificación y las políticas gubernamentales para aprovechar las oportunidades que ofrecen tecnologías emergentes como la propia inteligencia artificial y el blockchain. El Modelo de la Triple Hélice, Alamina, Almanza y Muñoz (2022), destaca la importancia de la colaboración entre universidades, gobiernos y el sector privado para reducir la brecha tecnológica, promoviendo la innovación y abordando desafíos tecnológicos. Por lo tanto, es esencial que cada nación fomente sinergias efectivas entre estos tres sectores para alcanzar este objetivo. En la próxima entrega analizaremos el caso de México en este contexto.

Referencias